Todos tenemos capacidad para superar las situaciones adversas que nos plantea la vida, a ello se le denomina Resilencia.
El poder de la Resilencia, es un atributo natural y universal de supervivencia compuesto de diferentes ingredientes personales y circunstanciales.
Estos los forman factores de la personalidad y de la perspectiva de la vida de cada persona, y que son independientes del tipo de adversidad, así como otros componentes o mecanismos protectores que se activan en respuesta a situaciones estresantes, traumáticas......
Todos estos componentes, tanto los que conforman la personalidad como los que sí dependen de la circunstancia adversa, se relacionan entre sí para configurar la capacidad de encajar, resistir y recuperarse de las adversidades.
Nuestras conexiones afectivas con otras personas, es uno de los pilares básicos. Diferentes estudios demuestran que los supervivientes de calamidades o situaciones adversas prolongadas, tienen en común que una de las claves de su resistencia a alguna persona o personas con las que se sienten unidas en el presente o de las que recibieron el apoyo incondicional en algún momento crucial.
Otro de los atributos de nuestra capacidad de introspección, es el auto-control, capacidad de dirigir nuestra energía así como nuestros pensamientos, emociones y las conductas para tomar decisiones acertadas y superar los retos que amenazan nuestra estabilidad física y mental.
Otro componente vital en nuestra capacidad de superar las situaciones adversas es la autoestima, la valoración positiva que hacemos de nosotros mismos. Una autoestima saludable y favorable estimula la confianza de uno mismo, el coraje y determinación.
También un pensamiento positivo, la perspectiva optimista de las cosas , es congruente con las ganas de vivir y perfectamente compatible con la capacidad de evaluar las ventajas e inconvenientes de las decisiones que tomamos, y luchar sin desmoralizarnos contra las desdichas. La esperanza es la esencia del pensamiento positivo.
El último atributo de la Resilencia, son los motivos para vivir, los cuales se alimentan de pasiones y no de instintos. Las pasiones son el combustible del apego a la vida, del coraje y la esperanza. Configuran el anhelo por vivir y nos transforman en luchadores y vitalistas. Las razones o motivaciones que mueven estas pasiones para superar la adversidad, suelen ser el amor en sus diferentes facetas, una misión o deber moral, la determinación de no rendirse ante la adversidad y el miedo a la muerte.
Todos disponemos de estos atributos que conforman el poder de la Resilencia o nuestra capacidad de supervivencia ante situaciones adversas.
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